Desde el inicio de la crisis el gobierno ha insistido que sería todo esto sería temporal, que en poco tiempo volveríamos a la normalidad, que la actividad se iniciaría y que las pérdidas serían mínimas. Incluso rebautizaron el término ERE o expediente de regulación de empleo por ERTE o también conocido como expediente de regulación temporal de empleo. Lo hicieron mientras advertían a los empresarios que debían arrimar el hombro con el fin de superar esta situación temporal, previendo una recuperación en V, término con el que se nombra una crisis donde hay un parón brusco de la economía pero tras él la vuelta a la normalidad se produce rápidamente. Pero está claro que sus previsiones han sido erróneas, y por supuesto, todas las medidas que han adoptado, insuficientes.
El mayor de los problemas a los que nos enfrentamos es el confinamiento y la suspensión de las actividades, situación que si se mantiene puede abocar a la economía a la mayor crisis vivida hasta nuestros días. Incluso el Banco de España en su último informe, prevé una caída del 13,6% para este 2020 y descarta una recuperación en V. El déficit público podría situarse entre el 7% y el 11% del PIB, la tasa de paro entre el 18,3% y el 21,7%, alcanzado los niveles de 2013, y que hasta finales del 2021 no se habrá recuperado la producción.
Pronósticos que se asimilan a las del Fondo Monetario Internacional (FMI), y los datos catastróficos adelantados del índice de gestores de compra (PMI). Por su parte Funcas prevé una reducción del 15%, y todos opinan lo mismo, cuanto mas tiempo se mantenga la suspensión más profunda será la crisis. El mal está hecho, en especial en los sectores del comercio, restauración y hostelería, y turístico. La imagen de España está saliendo muy perjudicada, y el gobierno no parece reaccionar.
Pero lo que está claro es que la crisis no será en V sino en U, y en función de las medidas que adopte el gobierno y Europa dependerá su duración, o de lo contrario será en forma de L, o en forma de logo de Nike.