La experiencia que estamos viviendo estos meses está siendo un duro golpe para nuestra sociedad. No solo ha afectado a la salud, a nuestra forma de relacionarnos y a la economía sino que ha cambiado nuestra realidad.
Las empresas se encuentran ante un panorama desconocido hasta ahora y al que es preciso adaptarse. La “nueva normalidad”, como ha dado en llamarse, exigirá cambios para sobrevivir en el presente y de cara al futuro.
La digitalización ya no es una opción
La necesidad de digitalización de las empresas se ha hecho absolutamente patente. Quienes todavía no se habían decidido a dar el paso hacia la transformación digital son quienes han sufrido más para seguir manteniendo la actividad dentro de los límites que la pandemia permite.
El comercio electrónico, el teletrabajo y las herramientas de comunicación online son las armas que las pymes deben desarrollar desde ya para gestionar la imprescindible y urgente recuperación.
La hostelería y la restauración, así como otros sectores clave donde la distancia no es viable, son los más perjudicados. Ellos son los que tendrán que aprender más rápido a reinventarse. La tecnología también será un aliado en este sentido. Ya estamos viendo cartas de restaurantes en código QR y otros métodos para ofrecer seguridad a los clientes.
Adaptarse a la nueva realidad
La severidad del confinamiento se va relajando poco a poco pero la incertidumbre sobre este virus hace que tengamos que prepararnos para convivir con él, al menos hasta que dispongamos de una vacuna eficaz para toda la población.
Es imprescindible diseñar una estrategia de vuelta a la normalidad avanzando en la apertura de actividades con todas las garantías para evitar repuntes de la enfermedad. No sabemos, aunque todo parece indicar que será así, si el otoño traerá consigo una nueva oleada de contagios. Las empresas deben estar preparadas para garantizar su supervivencia hasta que se produzca el control definitivo de la epidemia.
La tecnología ha permitido a una parte relevante del tejido productivo mantener su actividad mediante el teletrabajo y el comercio electrónico. No menos importantes son las soluciones tecnológicas de diagnóstico y seguimiento de personas infectadas para mejorar la gestión de la crisis sanitaria.
El futuro inmediato de la empresa no se concibe sin el uso de herramientas y soluciones de distinta naturaleza. La actividad de la mayoría de los sectores debe adaptarse a una nueva realidad: distancia social, protección de los trabajadores y seguridad para los clientes.
El primer paso es comenzar a desarrollar protocolos y aprender a aplicarlos. De esta forma se podrá garantizar la seguridad y recuperar la confianza de trabajadores y clientes.
Todo lo que hagamos en ese sentido servirá para atenuar el impacto económico de esta crisis y permitirá la supervivencia a corto plazo de un mayor número de empresas.